domingo, 3 de marzo de 2013

El Búho



Así pues, despidiéndose del leñador nuestra historia se adentra en la oscuridad de la noche. Recorriendo callejuelas mal adoquinadas llegó al mercado, alumbrado a penas por unas pocas lámparas de aceite pudo distinguir una casucha con una tenue luz en su interior.
A falta de una puerta, la tienda tenía montones de cortinas que estorbaban de sobremanera al que quería pasar.

A medida que avanzaba entre las telas, iba percibiendo un olor extraño, algo afrutado quizás.
Por fin pasó la última cortina, y pisando una de las muchas alfombras y cojines que poblaban la acogedora habitación, se paró a contemplar la joven mujer que yacía sobre una enorme almohada, relajada, sujetando una alargada pipa coronada por una columna de humo.

Tras ella, un misterioso búho de pardos colores permanecía impasible con la mirada fija en el visitante.
-Bienvenido hermano, ponte cómodo.- Saludaba la joven mientras respiraba el humo afrutado.

El visitante miró a su lado buscando un sitio apropiado, pero lo cierto es que todo parecía un asiento agradable, hasta el propio búho con sus esplendorosas plumas parecía cómodo.
-¿Eres tú “El Búho”?- Dijo ya sentado en un cojín.
-¿Yo?- Preguntó la chica mirando a su alrededor.
-Sí.
-Sí, supongo que sí, ¿Quieres beber algo?
-Tengo preguntas que hacerte, ¿Sabes algo de personas que pierden la memoria?
-Veo tensión en tus palabras, ¿Quieres?- Dijo ofreciéndole su pipa.
-No gracias, necesito respuestas…
-Respuestas… ¿Para qué?
-Para saber quién me ha dejado sin pasado.
-Sin pasado… interesante… ¿Alguien te lo ha quitado?
-Sí, debo encontrarle.
-Para encontrar primero hay que saber lo que buscar.
-Busco alguien capaz de arrebatar los recuerdos.
-Entonces no buscas tus recuerdos, sino venganza…
-No, sí, no, busco mis recuerdos, ¡Pero para ello debo encontrar al que me los quitó!
-¿Y dónde crees que los guarda?- Planteó la chica mirando relajada la infinitud del techo.
-¿Cómo que dónde los guarda?
-Si ese alguien te los ha robado, entonces los tendrá escondidos ¿No?
-No los puede tener guardados, ¡No son objetos!
-¿Entonces te ha robado algo que no puede guardar?
-Sí, supongo.
-¿Y dónde los tenías guardados?
-¿Cómo voy a guardar un recuerdo?
-¿O sea que te han robado algo que ni tu ni el ladrón podéis guardar?
-¿Qué insinúas?
-¿Puedes quitarle algo a alguien que no tiene ese algo?
-¿Quieres decir que nadie me lo ha robado?
- Quiero decir que si lo ha robado, lo tendrá guardado.- Afirmó la mujer satisfecha por su propia conclusión.
-¡No se puede guardar el pasado, no es un objeto!- Sentenció nuestro nervioso y liado protagonista.
-Entonces buscas algo que nadie puede tener, pero que se puede robar…
-No te entiendo del todo, pero creo que sí.
-Si nadie puede tenerlo, entonces tú nunca lo has tenido.
-Claro que lo he tenido, sino no estaría buscándolo.
-¿Buscas algo que no tienes, no puedes guardar, te han quitado y que supones que tuviste?
-Exacto, supongo.- Respondió dudando.

Dejando la pipa a un lado, la chica se incorporó en su asiento cruzando las piernas a la vez que el búho estiraba sus alas.
-Bueno, todos en esta vida perseguimos metas y sueños imposibles, tu no ibas a ser menos.
-Si fuera imposible, no estaría buscándolo, ¿No crees?
-¿Acaso no te parece imposible encontrar algo que nadie tiene ni puede tener?
-Bueno Búho, si no quieres ayudarme no lo hagas, cuando lo encuentre vendré a recordarte la diferencia entre lo posible y lo imposible.- Respondió decidido levantándose de su cojín.


Volviéndose a recostar en su almohada la chiquilla respondió:
-Nada más alejado de la realidad, claro que te voy a ayudar, nunca me cansaré de ver como el pasado lanza un dado de seis caras al aire y, por una caótica casualidad, el futuro muestra una séptima.
-Bonita metáfora, ¿Cómo piensas ayudarme?
-La ciudad lleva días revolucionada por un visitante que nadie sabe quién es, excepto un niño huérfano.
-¿Y qué ocurre?
-El gobernador está moviendo la Guardia de la Ciudad en su busca. Veo miedo en sus acciones.
-¿Miedo de alguien que nadie conoce?
-Curioso, ¿Verdad?, normalmente no pasaría nada por un extranjero, pero está pasando algo, lo cual despierta infinitamente mi curiosidad.
-Encontraré al niño, espero que después me ayudes.
Y tras darle unas indicaciones para hallar al niño, la joven se despidió:
-Y recuerda que no eres el único que busca la séptima cara del dado, encuentra al niño antes del amanecer.

Dando una calada a su pipa, la bella joven se despidió con una gran sonrisa, de las que te enamoras y desconfías por igual.


No hay comentarios:

Publicar un comentario